Empezar el año con malas decisiones y malas noticias es una advertencia de que no te saques el cinturón de seguridad porque el 2021 tampoco tiene airbag y no tiene ganas de resolver todo el quilombo del mundo y mucho menos el de tu vida, al menos por ahora.
Dieron las 00 y bailé feliz con mi familia y algunxs amigxs. Pero unas horas después ya estaba al teléfono con una persona que no estaba siendo sincera conmigo. Y unas horas más tarde, confirmaba la deshonestidad y en lugar de sentirme triste me sentía aliviada... por validar que mi instinto sabía verdades al desconfiar, por saber que no estoy loca en mis razones, sólo en mis formas, por descubrir al fin las intenciones reales, los sentimientos ocultos.
Siempre vi a las personas por lo que son. Sé que suena soberbio, pero cuando veo a alguien, de inmediato sé sus intenciones, sus inseguridades, a mí nadie se me oculta. Y casi siempre elijo rodearme de las personas que aceptan quienes son, lo bueno y lo malo, esas personas que no están intentando mostrar lo que otres quieren ver, o lo que les conviene vender. Elijo alguien que dice 'esto soy' y te da la verdad completa sin que se la pidas. Esa gente vale más, teme menos, se la banca. El resto me da pena.
El problema es cuando, viendo y todo, yo misma soy la que no acepta el lado b de alguien. Cuando pienso que con todo lo que me gusta de esta persona, puedo borrar o, peor, modificar, lo que no. No se puede, caer ahí es caer en una trampa.
2021 será el año en que no caiga más en esa trampa. A partir de ahora no me quiero guiar por mi cabeza terca y mis emociones salvajes. Este año escucharé más a mi instinto y no actuaré por impulso, ni por lógica, si no por clarividencia. No más reaccionar, no más sobreanalizar, ver para creer, ver claramente y tener fé en que simplemente "lo sé". Sólo así me puedo proteger, creyendo que sé y que voy a donde se supone que vaya y que no hay nada que pueda hacer para controlar lo incontrolable. Aceptar y soltar.
Así que allá voy. Donde? Ni idea, pero con paso firme voy.