lunes, 25 de abril de 2022

Esto es una tormenta

En el medio del mar y borracha. Con la menstru. Caliente y atacada. Violenta mental. Mi cabeza es como un huracán, no deja de dar vueltas. Piensa todo una y otra vez buscando respuestas, pero no encuentra. No las hay, hay que dejarse guiar, entender los contextos. Pero cuando la cabeza se esfuerza en dar sentido a todo, en querer estar un paso adelante, termina quedando dos pasos atrás. Qué es esta obsesión con la verdad y los hechos. Querer siempre saber qué esta pasando de verdad y qué piensa la gente de mi y qué quiere la gente de mi y cómo me veo, querer saber todo agota. Y deprime y frustra porque es imposible. Pero también, porqué no poder saberlo, se siente injusto. Quiero saber, merezco la transparencia que doy. No me gusta la palabra merecer, porque no creo en los órdenes de mérito. Todxs merecemos y por lo tanto nadie también. Pero en esto me siento merecer. La verdad es el máximo extasis que esta vida tiene para ofrecerme. Siempre elusiva, siempre inalcanzable, es mi mayor deseo. Debe ser algo de otra vida. Mis karmas me persiguen incesantes. Mi ego es asfixiante, quiere saber, quiere poseer, quiere ser validado a toda costa. A veces me doy pena y a veces sólo me harto. De mi misma y mi insistencia en ser el centro de todo. Si al menos no tuviera empatia podria ser ensimismada sin culpa ni noción. Pero mi cabeza es consciente. Y violenta. Como un ciclón. Sólo vomitar palabras y apagarla. Dejar que el viento cese y la niebla disperse, que la marea baje y las olas calmen. Que la borrachera pase. Buscar sentido en otras cosas, no sé en qué, ni cómo y eso me deprime. Pero hacerlo igual porque estar viva es eso, pasar la tormenta, todas las tormentas, con la simple esperanza de ver un arcoiris al final.