Hoy jugué de verdad por primera vez al Estanciero.
Digo 'de verdad' porque fue un juego largo pero inteligente, con muchos altibajos, donde las alianzas eran la clave para seguir adelante y donde el placer de jugar estaba en la estrategia y la prosperidad compartida, y no en la competencia y aplastamiento del enemigo. Como que jugamos al capitalismo 'honesto'.
Aún así quedó una sola potencia.
jueves, 12 de julio de 2012
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