sábado, 30 de marzo de 2024

Me cogí un libertario

 Autista, daltónico y anarquista. Por voto, libertario. Si yo soy más que mi culo, él puede ser más que su voto. Resentido, dañado, pero cariñoso. Cada abrazo suyo es como el de un viejo amigo, reparador, su cuerpo es suave y me bienviene. Contradictorio, generoso, tontón, gracioso. Ni bien me conoció me regaló un alfajor Jorgito por ser argentina y tiene una biblioteca mental de chistes malos lista para ser usada cuando la palabra clave sea emitida por algún presente. Creativo, educado. Inteligente y sabedor, pero negacionista. Confundido, entonces. Cuando le pregunté a quien votó fui muy confiada, estaba segura que no sería defraudada. Cuando supe la verdad le dije que seríamos amigos de todos modos, quizás ya me gustaba y como soy testaruda una boleta pedorra no se iba a interponer en mi camino. Inocente, antisocial y amigable. Un mix de todo lo que no va junto. Un mix de todo lo que te podría caer mal, pero cae bien. Juro Juro que cae bien. No se aguanta a los filipinos, lo tratan mal y lo discriminan por gringo. Yo no me aguanto a los indios, cómo podría creerme mejor? Desde qué lugar podría juzgar a alguien por poner su fe en el lugar incorrecto? Le espera la decepción de los inocentes, o seguir negando. Yo le doy cariño porque eso es lo que él me da. Soy como una señora que hace caridad con los pobres, le doy cobijo a libertarios a la espera de que se den cuenta que pueden cambiar su mentalidad y su vida. Pero probablemente eso nunca ocurra.


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Usted acaba de escuchar parte de la conversación casi interminable conmigo misma que durará toda mi vida y cuyo archivo comparto con la nada virtual. Siéntase libre de opinar del tema en cuestión.