martes, 23 de octubre de 2018

27

Nena, 27 son tus años y tu colección... 27 años tengo, ya estoy grande. Grande como para salir de este ensimismamiento cerebral que tengo de una buena vez por todas. Igual no quiero escribir algo negativo o quejoso, siempre escribo así. De que sirve.
Siempre pensé que los 27 es una edad clave, ya que tantes músiques se murieron a esa edad, siento que si atravesás ese umbral de muerte ya estás a salvo y podés vivir hasta viejite. Y justo este año me pasó de sentir muchas veces y de la nada, que estaría lista para morir. Que si muriera hoy no me daría pena. Que es a la vez un alivio y un sentimiento deprimente, ridículo.
Volví a los brazos de mi blog que siempre me perdona por borrarme y siempre tiene tiempo para mí y siempre me espera y me contiene y me libera. Volví y al releerlo me di cuenta que desde que lo empecé, mis problemas siempre son los mismos. No aprendí nada. Lo único que cambió es que ahora me siento mal por adelantado cada vez que me enfrento con una decisión importante. Es como el perro que al ver la vara llora. Las decisiones son la vara con que la vida me pegó.
Ojo, no quiero decir que haya tenido una vida de mierda hasta ahora. Pero no estoy feliz, no estoy satisfecha, no tengo lo que quiero. Y no sé si se debe a que lo que quiero es ridículo e inalcanzable o a que siento que no puedo querer nada porque no he hecho algo que funcione como un precedente que vuelva posible estadísticamente lo que quiero. Quizás es que siempre me la complico de más. Quizás es que vivo con miedo.
Corté con mi novio. Bueno, lo dije, ahora es real. Otra cosa que no he dejado de hacer en esta vida es enamorarme, siempre aceleradamente y sin filtro, sin previsión. Me enamoro por cualquier cosa, qué onda. Muy boluda. Y ahora de nuevo el aluvión de reflexiones parte de ahí, porque no tengo más en mi vida de donde partir que de los novios, porque son los únicos proyectos en los que me he volcado con todo lo que soy. Y ni eso. Con este corté porque no fui sincera ni conmigo ni con él y justifiqué un montón de cosas que no van conmigo y que en otro caso no toleraría. En este caso, estoy desesperada por tener un proyecto de vida a largo plazo para ser feliz y pensé que eso podía ser tener un marido que sea buena persona y hacer cualquier cosa, pero con él. QUÉ CLASE DE PROYECTO ESTÚPIDO ES ESE!?
Me avergüenzo de mi a esta edad. Si me encuentro con algune conocide por la calle no sé qué decir de mí. Qué decir que sea digno de 27 años de vida, experiencia y aprendizaje.
Por otro lado, no todo es negativo. Viajé. A mí no me parece tanto, porque viajar por viajar no es conocer de verdad. Pasar horas en un lugar no es experimentarlo. Y además para mí hay que viajar a un lugar que te llame, un lugar que tenga que ver con vos. Ir a Barcelona a sacarse una foto en la Sagrada Familia no es viajar. Pero en algunos lugares sí experimenté y conocí y me encontré. En Hong Kong, cuando fui al templo Po Lin del gran Buddha y esperaba encontrarme con mi ser espiritual y me encontré en cambio con un montón de turistas chinos y me fui hasta el fondo del templo y salí en un sendero que va por las montañas y caminé y trepé sola por ahí y ahí sí encontré mi ser espiritual y me sentí agradecida y feliz y receptiva y real. En NY, cuando fui a caminar por el east village con la Fran y sentí que era un día normal en una vida normal en una ciudad donde todo es posible y todes importan por igual y cada segundo es relevante y excitante. En Firenze, donde volví después de 10 años exactamente tal como había deseado cuando tenía 17 y descubrí por primera vez que afuera había un mundo más grande, una variedad de países y culturas diferentes y dignas de conocer y donde también tuve mi primer enamoramiento fuerte con el arte. En Perth, donde pasé el día entero escuchando Tame Impala (son de esa ciudad) y sintiendo amor por la vida y libertad y creo que hasta llegué al punto de tener la sensación real y vívida y fuerte de haber alcanzado un deseo de mi vida sólo con estar ahí y ver esa gente. Varios lugares así me tocaron de cerca. Otros serían Bruge en Bélgica, Melbourne en Australia, Cape Town en Sudáfrica, St Thomas en las islas vírgenes, Praia do Sono en Brasil, obviamente Buenos Aires, Amsterdam, Paris, Oslo, en fin, varios.
Está bueno tener esa perspectiva, de lugares y personas que conocí y que cada cual tiene su viaje y su cuestión y da la sensación de que hay potencial para más, hay posibilidades. Siento que podría hacer más. Podría poner metas claras y simples y escalar hacia otras metas más osadas. Y siento que el momento es ahora. A los 27.

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