miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡ Danger Zone !

Si querés tomarlo de la mano cuando terminaste de coger con él, estás en la zona de peligro. Lo que pasa es que no me sé controlar. Y si bien no soy partidaria del control en la vida, a veces hace falta.
A mi me hace daño mi cabeza, si le doy rienda suelta a mi mente ella confabula en mi contra. Cada vez que comparto ciertas cosas con un hombre, mi mente comienza a ebullir. Me hace mil preguntas que no sé responder y que me hacen desconfiar de mi misma en un punto en que termino pensando que él está con todas las chicas del mundo además de conmigo y que el único modo de sentirme segura es preguntandole. Y eso está mal. Quiero saber porque me tortura la duda, pero saber no debería ser lo que me dé seguridad, la seguridad tiene que venir de otro lado, de mí misma, de saber quién soy, lo que quiero y lo que no. Y eso lo tengo muy claro entonces, porqué dejarse enloquecer?
Parece una frialdad no querer exponerme de ese modo y quizás lo es, pero alguien tiene que velar por mi y ese alguien soy yo misma. Yo tengo que cuidarme de lo que sé que al no poder manejar me hace mal. Un ejemplo son las inseguridades, los celos generados por esas inseguridades, las broncas generadas por esos celos, los rayes generados por esas broncas. Son muchas cosas feas que LOGICAMENTE no quiero experimentar. Entonces porqué me hacen sentir como loca o fría si no quiero seguir ?
Quizás porque sí quiero seguir. Pero no en estos términos, no de este modo. No quiero querer darle la mano. Y si quisiera, debería ser correspondido, natural y olvidable. Debería dejar de pensar todo el día en esos detalles matadores. No porque no sean bellísimos, si no porque tengo muchas otras cosas en que pensar, que las necesito para ser yo misma y darle el contenido que busco a mi vida.
Por todo eso existe la zona de peligro. Es una etapa en la relación con una persona en la que corro el riesgo de obsesionarme con esa persona. Sin sentido además, porque por nadie vale la pena obsesionarse, porque la obsesión es fea, compulsiva, ansiosa y dolorosa. Quien me haga sentir eso mejor que no me haga sentir más nada. No es culpa de él, pero hasta estar en un mejor momento, hay que salir de la zona de peligro a como dé lugar.

Y además de toda esta explicación lo que quiero decir es básicamente que me siento una pelotuda por querer darle la mano después de coger a un gato que encima es un enredado de la cabeza y me está enredando a mi. Es divino me encanta pero no me encanta más que mi paz mental. He dicho.

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