viernes, 26 de septiembre de 2014

ES UN HECHO

No podemos pre-juzgar a las personas.
Esto no es un juicio moral, no es que no debamos hacerlo si no que no tenemos la capacidad. Estoy convencida de que que esto es un hecho y creo que tiene que ver con juzgarnos a nosotrxs mismxs. Quien puede pre-juzgarse a si mismx con exactitud? Quien puede adelantarse a sus propias acciones? Bueno, algunas personas pueden, aquellas que no dejan lugar al contexto, que planifican todo con ansiosa rigurosidad, para quienes la más minima espontaneidad es un acto de inmadurez.
A lo que voy es que es muy difícil que unx sepa precisamente lo que unx fue, es y será en cada momento y por lo tanto no tenemos la capacidad de decir eso sobre nadie más. Además cada vez que nuestra mente emite un juicio sobre otrx nos estamos perdiendo la oportunidad de descubrir las maravillas que hay dentro de cada persona.
A mi me pasó muchas veces que aquellxs sobre quienes menos expectativas y dudas tenía fueron quienes más y mejor me sorprendieron. Y no hablo de una sorpresa momentánea, hablo de una claridad que comienza en un momento y al darse la posibilidad de adentrarse, se aclara cada vez más y vuelve a esa persona transparente y hermosa. Porque además al evitar los juicios todxs nos sentimos más cómodxs y abiertxs para contar nuestra verdad.
Otra cosa es que al intentar dejar de juzgar al resto dejamos de juzgarnos a nosotrxs mismxs, dejamos de poner presiones, palabras y definiciones sobre nuestro accionar y nos volvemos más honestxs. Obviamente eso puede ser "lindo" o "feo". Es decir, puede que dentro nuestro haya un peluchito de amor con miedo a salir y derribemos esos muros y el peluchito salga y contagie a todxs de calor y peludez y ternura o puede que nos encontremos con un monstruo enfermo, cruel, violento y dañiño que destruya todo a su paso.
Creo que en mi caso es una mezcla. Puedo ser feroz y rasgar con mis dientes filosos la carne o puedo ser dócil y acurrucarme y aullar a la luna. Siempre me dejo llevar. A veces de una forma tranquila, simplemente sintiendo lo que me rodea, en silencio y en paz; y a veces me dejo llevar por lo más retorcido, lo más cruel o lo más estúpido. Muchas veces me sorprendo y me sirve para conocerme mejor.
La conclusión siempre es: estoy re loca.

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