sábado, 20 de septiembre de 2014

El universo anda, el mundo gira y yo no puedo más que sentarme a llorar.
Lloro por amor, por exagerada, por lxs muertxs y lxs vivxs, por las injusticias y necedades, por todo lo que es mi culpa en mayor o menor medida, por sentir que siempre todo es mi culpa en mayor o menor medida, lloro porque es terapéutico, lloro, lloro y lloro más.
Mañana o pasado iré caminando a algún lugar escuchando música de mi celular y seré feliz nuevamente. Es tan fácil ser feliz para algunxs como yo. Pero cuando lloro todo parece difícil y cruel y horrible.
Y aunque intento ser una (micro)luchadora todos los días porque me importa todo porque todo está mal y el mundo es terrible, casi siempre lloro por amor. Por amor propio (siempre me rompo el corazón, muy boluda), por amor ajeno que no llega, por amor no correspondido, es tremendo el amor, muy complicado, muy cambiante y ensordecedor.
Por amor, por hambre o por dinero, creo, todos actúan en la vida.
Quisiera tener más hambre o menos miedo.
Pero soy una tonta.
He dicho.

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