Otra vez me perdí a Tame Impala. La primera vez que vinieron yo ya los conocía, ya los amaba. Si mal no recuerdo vinieron a Niceto, imaginate!!! Ir a verlos a un bolichongo, hablar con ellos no sé. Ahora me los perdí de nuevo, por cagona. Porque mierda no reventé la plata si total que mierda me importa la plata. Me importa demasiado. Me importa demasiado todo lo que debería chuparme el culo. Estoy toda errada, es así. Me mandaron un audio del show y me di cuenta de lo mierda que soy, que no sirvo para nada. No sé si alguna vez se sintieron así (no se ni a quien le hablo). Siento que quisiera haber sido abortada por mi madre. Siento que no soy lo suficientemente fuerte para vivir. Si tengo una vida buena, tengo familia todos gozan de salud, tengo casa, duermo en una cama calentita, comida todos los días. Comida, tengo pan lactal! Casancrem light! Hasta tengo la beca del comedor universitario. Digo, no es muy glamoroso pero es de desagradecida y de persona pedorra y estúpida llorar por no ir a un recital. Por no haber nacido con la vida resuelta, por no haber nacido en otro país, por no tocar música que la amo tanto, por no bailar que es algo que me libera el alma, por ser siempre mediocre en lo que deseo y echarme atrás con lo que soy buena. Odio ser buena en cosas que no quiero hacer. Me odio a mi.
Imaginate que desde que me cortaron el pelo mal en enero me dejé de gustar. Así nomás, con un corte de pelo. Imaginate lo superficial que soy. Sería feliz si consiguiera trabajo en el shopping, porque trabajar en el shopping es más glamoroso que ser moza. Sigue siendo una pedorrada porque sigo siendo una esclava de la peor clase, pero al menos no es tan rebajante, total, puedo sacar zapatos con descuento. Puedo ser mejor que mis ex compañerxs del bar. Me jacto de tantas boludeces que después ni intervienen en mi vida porque no me la juego por nada. Juro que lo intenté pero sólo se jugármela por mis novios. Que al rato me aburren. Soy un asco. Hasta me doy el lujo de tratar para la mierda a las pocas amigas que tengo. Decime que persona no tiene amigos? Porque me parece tan normal? Porque aunque quiera no puedo tener más? Y de nuevo siempre se trata de tener, poseer, contabilizar. Amigos, logros, pesos, o mejor dólares.
Qué me pasó? Cuando me pasó? Cómo me pasó? Y qué me pasa ahora. Hay algo mal, desde siempre, porque no debería haber nacido. Pero desde siempre traté de ser optimista, tomármelo con humor, tratar de mejorar. Y sólo estoy empeorando. Ya no recuerdo mis virtudes. A veces siento que me va a dar un brote psicótico. Quizás hasta estaría más tranquila así, tendría una excusa para rendirme. Ni siquiera podría matarme porque imaginate si no me animo a gastar una plata de mierda en ir a ver una de las bandas que más amo, imaginate si me voy a animar a matarme. Encima exagerada, drama queen. No es posible que esté tan atrapada en una inhabilidad voluntaria tan repulsiva, sintiendo pena por mi.
Quisiera hacer algo bueno, quisiera ser militante de algo, quisiera derrocar al capitalismo que me tiene maniatada con sus modas y sus productos tan hermosos, con sus falsas promesas de fama y dinero. Quisiera tener convicciones más fuertes, o ninguna en absoluto. Porque no sé si es más triste ser una boluda superficial que quiere un culo lindo una cara sin granos un auto para pasear ostentando mis nuevos zapatos, o una persona consciente, que ve las cosas por lo que son, que se traga la mierda por propia elección.
Sólo me queda ir a dormir y mañana despertar. Tratar de olvidarme de esto y de dejar de ser un asco. Pero por ahora me odio sin remedio. Algun consejo?
domingo, 20 de marzo de 2016
lunes, 14 de marzo de 2016
mi amor de la primaria
En tema de relacionarme con hombres fui precoz. Mi primer novio fue a los 4, en Buenos Aires, Emiliano. Me dejó por Julieta. Ibamos lxs tres al mismo jardín Armonía. Al año siguiente, cuando me vine a vivir a Córdoba, compartí un novio por año y medio aproximadamente con mi mejor amiga Memi. Se llama Matías Tarnavasio. Desde el principio tuve amores intensos (y buena memoria). No sé si será que Disney me enganchó en una excesiva temprana edad, o si tiene que ver con otra/s vida/s, o si así soy yo, destinada a amar hombre tras otro (ojo, Susanita jamás). Con ellos tengo recuerdos que no están en ninguna foto, ni video. Me acuerdo porque produjeron algo en mi, algo inocente pero fuerte. Creo que cada vez que me enamoro es así. De Matías me tuve que olvidar lamentablemente, cuando me enteré que estaba en un reformatorio. Hoy es jimenero y de la Cámpora.
Ya en primer grado tenía la vista fija en Gonzalo García Berrotarán, a quién le envié un sinnúmero de cartas de amor, la mayoría destrozadas por mi terrible compañero Juan Martín Bianco, celoso por la atención o sólo ejercitando maldad infantil, jamás lo sabré. A mi no me afectaba creo, seguía escribiéndole a "Gonchi" cuanto lo amaba. Hasta que un día le partí la vianda en la cabeza (me hizo un chiste y no supe como reaccionar). Ahí perdí toda oportunidad con él.
Es verdad que un clavo saca a otro clavo, porque cambié sin problemas de Gonzalo a Pablo Burin. Fierito pobre (esto pienso hoy, de chica lo creía uno más de los Back Street Boys), me tendría que haber dado bola, pero yo en el primario estaba más loca que ahora, quizás eso lo ahuyentaba. Además yo no era "deportista", viste que en el primario los nenes gustan de la nena que corre más rápido. Yo era un queso. Conclusión, tampoco me dio bola. Peeero tampoco me dolió terriblemente.
Pero del que hoy les quiero contar es otro, mi verdadero amor del primario. En sexto grado, nos sumaron un chico que se había quedado, gringo cual surfista, rockero, quilombero, sexy a morir. Facundo Cruz Castellanos (es importante su nombre completo, ya que yo tenía memorizada toda su información: dirección, teléfono -obviamente fijo por ese entonces-, nombre y edad de lxs cinco hermanxs, etc.). Me sorprendió lo rápido que conseguí su atención. Quizás porque ya no era de "la barrita", el grupo de aplicadas alumnas populares que se juntaban con varones deportistas -me habían echado el año anterior por votación en lo que fue la primera asamblea de mi vida. Y yo me fui con la frente en alto y me hice amiga de la rocha Macarena y la rockera Carla (rockera tipo Iron Maiden y Metallica, rockera en serio). Facu se hizo amigo de los varones "populares" (los que se portaban mal digamos) y del otro chico nuevo, Carlos Campos, sobrino de la tutora más temida, "la Lizzie". A Carlitos le gustaba hacer graffitis, escuchaba Slip Knot, Marilyn Manson y todas esas bandas de rock bien frikis, le contestaba a los profesores, se vestía como quería, rayaba todo y le gustaba el bardo. Pero como amigo, era un dulce de leche mal. Así que Facu, Carla, Macarena y Carlos, esa era mi bandita.
La cosa es que yo nunca sabía si Facu gustaba de mí o sólo me daba bola porque estaba en etapa de descubrimiento sexual (su pija, su mano, juntas en un hermoso acto primitivo) y sabía que yo gustaba de él y podía involucrarme en sus propósitos investigativos de la etapa. Yo estaba MUERTA con él, no pensaba en otra cosa. Por su culpa tuve mi primer pudor de pelos en el cuerpo (cariñosamente me llamaba "Moncholo", googleen imágenes y se imaginarán por qué). La tensión sexual fue in-crescendo: primero empezamos pegándonos un poco seguramente (teníamos 11 y 13), pero después me tocaba la cola y yo a él y así llegó a mostrarme la pija un promedio de una vez al día (digo, algunos días pintaba tranqui y no me la mostraba y otros días me la mostraba cada vez que le pedía la goma de borrar, que de hecho sí tenía). Un poco violento tal vez, pero yo lo amaba con locura, estaba en un trance con su cara perfecta, sus ojos color miel, su pelo lacio tipo hanson brothers, sus manos cuando tocando la guitarra (tocaba la guitarra!!!), o a mi, o a él mismo o a un puto liquid paper. Estaba perdiendo mi ya fingida inocencia (hacía rato que veía la trasnoche de I-Sat cuando mis padres salían).
Mi miedo era no chapármelo bien, porque mi último chape había sido con Matías Tarnavasio (sí, con lengua a los 5). Me acuerdo de pensar una y otra vez que ese día probablemente Facu iba a querer chapar conmigo -como todos los días en la agenda de un cachondo pre-adolescente- y yo no me acordaba como chapar bien (porque con Matías estoy segura de haber chapado bien). Como no quería arriesgarme, cada vez que el me "chapaba" yo sólo ponía la cara. Básicamente nuestros besos eran él lamiéndome el sector facial correspondiente a la boca y al rededores. Pero eran los momentos más lindos, tocaba el cielo con las manos, no me importaba nada más.
También Facu fue muy importante porque me dejó una marca musical, y yo recuerdo muy profundamente a tooodas las personas que me enseñaron a amar la música, que me hicieron conocer sonidos nuevos y excitantes. Él era fan por ese entonces de los Red Hot, todo el día tocaba By The Way en la guitarra y yo no podía ni mirarlo porque iba a explotar. Me acuerdo que a veces cuando tocaba me miraba a mi como dedicándomela y yo me fundía en llamas.
Finalmente ese año 2002 se acabó, terminamos el cole. El no vino de viaje de egresados con nosotros porque se fue con su curso anterior, pero sí vino al campamento y nos "besamos" en la carpa hasta que vino "la Lizzie" a buscarnos. Lo vi un par de veces más en el PVS (club Parque Vélez Sarfield, otro nicho de bellos recuerdos), jugaba al básquet con Juan Martín y Juan Cruz. Después no lo vi más. Obvio apenas todos empezaron a tener Facebook lo busqué. No estaba. Varias veces lo busqué hasta que un día allá por el año 2013 me encontré con su hermana, con quien siempre tuve buena relación y siempre me decía cuñada en joda. Ella me pasó la data de que hacía poco se había hecho un Facebook y virtualmente me lo "recomendó" (se acuerdan de eso? sigue existiendo?). Se ve que se resistió a la tecnología, algo común a nuestra generación, las siguientes estaban entregadas porque terminaron la infancia ya con Messenger. En fin. Estaba igual, no había cambiado nada,. Yo sí había cambiado: ya no era ninguna boludita virgen, si no una Jedi sexual. Yo lo agregué y él me hablo (apaaa!!), hasta me dijo de ir a tomar algo, pero no volvimos a hablar, eso fue todo. Hasta que lo vi hace unas semanas en el centro. Ahí estaba mi amor de la primaria. Lo miré un rato y se fue, y después pensé que debería haberlo seguido y hacerme la que "ay hola!". Ya era tarde. Los días siguientes imaginé que me lo cruzaba, pedí cruzármelo. Y este sábado se me concedió.
Hicimos una previa bestial en mi casa con mi digna hermana y nos fuimos al Quality a bailar electrónica como sólo yo y ella podemos hacerlo. Me tomé una pasti que pegó en 15 minutos y como nunca antes. La música sonaba increíble y los cuerpos a mi al rededor eran como peluches de amor para abrazar y tocar. Así me lo chapé al negro, amigo de mi hermana. Horas más tarde bailaba con Ceci y sus amigas y me tomé otra pasti (como no pagué entrada, pensé en darme el lujo de festejar mi ritual como era debido, sin bajar ni un segundo)(see, quizás un poco excesivo, lo sé) y cuando me pegó, decidí ir a buscar al negro para disfrutar más de sus labios gordos y cuerpo sudado. Mientras caminaba en la dirección en que lo había visto por última vez, lo vi.
Tengo una foto de ese momento en mi cabeza, porque estaba empastillada, con una música increíble sonando, y vi a mi máximo amor de la primaria frente a mis desorbitados ojos. Sólo me tomó un segundo de admiración hacia la vida decidir ir a hablarle. "Hola! Te acordás de mi?" con cara de puta. Encima estaba muy sexy el sábado (estoy hablando de mi, aun que obvio él también), estaba perfecta, todo estaba perfecto en ese momento. Obvio que se acordaba de mí, me sonrió, me saludó, me mostró a su hermano, Gabi, yo le dije "la última vez que te vi tenías 3. Estás igual al Juan Manuel! (el hermano mayor)", nos pusimos al día. Entendés? Como viejos amigos, porque no nos vimos en más de diez años, pero a tu amor del despertar sexual no te lo olvidás jamás. Nos acordamos de boludeces de cuando ibamos juntos a sexto grado. Él se acordaba de cosas que yo no, y viseversa, y ambos nos acordábamos de algunas cosas también. Entendes??!! Él se acordaba de cosas que yo no, él tenía recuerdos mios en su memoria, intactos a pesar del tiempo. Hasta me dijo cosas profundas. Le pregunté qué opinaba del Facu de 13 años que yo había conocido y me dijo "fue un año difícil" "por?", "me quedé de año", "osea que te afectó" (algo así fue, no me acuerdo bien) "y sí, como que ese año fue mi año rebelde, me rebelé".
En este punto ya estábamos en confianza. Le hice las dos grandes preguntas: "vos gustabas de mi?" (volví a los 11 con esa pregunta) y me dijo "y a vos que te parece?!" con los ojos abiertos como platos, "obvio que sí", me dijo. No podía más. Estaba hermoso, sus brazos musculosos con tatuaje, el mismo corte de musculosa que usaba cuando era chico, te juro!!!! Va la segunda: "tenés novia?", "no", "estás divino", "vos también". No sé en qué momento nos quedamos solos bailando pegados, mirándonos a los ojos con la máxima calentura que sentiste en tu puta vida. Besándonos. No todas las personas besan bien o gustan siquiera de besar mucho. Este no era el caso, Facu besaba más rico que nadie, mejor que el negro y mejor que todo el mundo. Me acordé de su lengua, era igual, juro que era igual. Nos abrazábamos y nos apretábamos, nos besábamos sin parar y sin parar de bailar. Fue la mejor fiesta de mi vida.
No tengo ni palabras para describir lo que sucedió después. Hicimos after en mi casa (quilombo bárbaro) y vino. Me lo cogí. Me miraba a los ojos entendés? Yo no entiendo nada. Fue surreal. Sé que no me lo imaginé porque tengo su número en whatsapp.
Creo que me enamoré otra vez. Te juro que me volvió todo.
Estoy loca. No sé que hacer.
Ya en primer grado tenía la vista fija en Gonzalo García Berrotarán, a quién le envié un sinnúmero de cartas de amor, la mayoría destrozadas por mi terrible compañero Juan Martín Bianco, celoso por la atención o sólo ejercitando maldad infantil, jamás lo sabré. A mi no me afectaba creo, seguía escribiéndole a "Gonchi" cuanto lo amaba. Hasta que un día le partí la vianda en la cabeza (me hizo un chiste y no supe como reaccionar). Ahí perdí toda oportunidad con él.
Es verdad que un clavo saca a otro clavo, porque cambié sin problemas de Gonzalo a Pablo Burin. Fierito pobre (esto pienso hoy, de chica lo creía uno más de los Back Street Boys), me tendría que haber dado bola, pero yo en el primario estaba más loca que ahora, quizás eso lo ahuyentaba. Además yo no era "deportista", viste que en el primario los nenes gustan de la nena que corre más rápido. Yo era un queso. Conclusión, tampoco me dio bola. Peeero tampoco me dolió terriblemente.
Pero del que hoy les quiero contar es otro, mi verdadero amor del primario. En sexto grado, nos sumaron un chico que se había quedado, gringo cual surfista, rockero, quilombero, sexy a morir. Facundo Cruz Castellanos (es importante su nombre completo, ya que yo tenía memorizada toda su información: dirección, teléfono -obviamente fijo por ese entonces-, nombre y edad de lxs cinco hermanxs, etc.). Me sorprendió lo rápido que conseguí su atención. Quizás porque ya no era de "la barrita", el grupo de aplicadas alumnas populares que se juntaban con varones deportistas -me habían echado el año anterior por votación en lo que fue la primera asamblea de mi vida. Y yo me fui con la frente en alto y me hice amiga de la rocha Macarena y la rockera Carla (rockera tipo Iron Maiden y Metallica, rockera en serio). Facu se hizo amigo de los varones "populares" (los que se portaban mal digamos) y del otro chico nuevo, Carlos Campos, sobrino de la tutora más temida, "la Lizzie". A Carlitos le gustaba hacer graffitis, escuchaba Slip Knot, Marilyn Manson y todas esas bandas de rock bien frikis, le contestaba a los profesores, se vestía como quería, rayaba todo y le gustaba el bardo. Pero como amigo, era un dulce de leche mal. Así que Facu, Carla, Macarena y Carlos, esa era mi bandita.
La cosa es que yo nunca sabía si Facu gustaba de mí o sólo me daba bola porque estaba en etapa de descubrimiento sexual (su pija, su mano, juntas en un hermoso acto primitivo) y sabía que yo gustaba de él y podía involucrarme en sus propósitos investigativos de la etapa. Yo estaba MUERTA con él, no pensaba en otra cosa. Por su culpa tuve mi primer pudor de pelos en el cuerpo (cariñosamente me llamaba "Moncholo", googleen imágenes y se imaginarán por qué). La tensión sexual fue in-crescendo: primero empezamos pegándonos un poco seguramente (teníamos 11 y 13), pero después me tocaba la cola y yo a él y así llegó a mostrarme la pija un promedio de una vez al día (digo, algunos días pintaba tranqui y no me la mostraba y otros días me la mostraba cada vez que le pedía la goma de borrar, que de hecho sí tenía). Un poco violento tal vez, pero yo lo amaba con locura, estaba en un trance con su cara perfecta, sus ojos color miel, su pelo lacio tipo hanson brothers, sus manos cuando tocando la guitarra (tocaba la guitarra!!!), o a mi, o a él mismo o a un puto liquid paper. Estaba perdiendo mi ya fingida inocencia (hacía rato que veía la trasnoche de I-Sat cuando mis padres salían).
Mi miedo era no chapármelo bien, porque mi último chape había sido con Matías Tarnavasio (sí, con lengua a los 5). Me acuerdo de pensar una y otra vez que ese día probablemente Facu iba a querer chapar conmigo -como todos los días en la agenda de un cachondo pre-adolescente- y yo no me acordaba como chapar bien (porque con Matías estoy segura de haber chapado bien). Como no quería arriesgarme, cada vez que el me "chapaba" yo sólo ponía la cara. Básicamente nuestros besos eran él lamiéndome el sector facial correspondiente a la boca y al rededores. Pero eran los momentos más lindos, tocaba el cielo con las manos, no me importaba nada más.
También Facu fue muy importante porque me dejó una marca musical, y yo recuerdo muy profundamente a tooodas las personas que me enseñaron a amar la música, que me hicieron conocer sonidos nuevos y excitantes. Él era fan por ese entonces de los Red Hot, todo el día tocaba By The Way en la guitarra y yo no podía ni mirarlo porque iba a explotar. Me acuerdo que a veces cuando tocaba me miraba a mi como dedicándomela y yo me fundía en llamas.
Finalmente ese año 2002 se acabó, terminamos el cole. El no vino de viaje de egresados con nosotros porque se fue con su curso anterior, pero sí vino al campamento y nos "besamos" en la carpa hasta que vino "la Lizzie" a buscarnos. Lo vi un par de veces más en el PVS (club Parque Vélez Sarfield, otro nicho de bellos recuerdos), jugaba al básquet con Juan Martín y Juan Cruz. Después no lo vi más. Obvio apenas todos empezaron a tener Facebook lo busqué. No estaba. Varias veces lo busqué hasta que un día allá por el año 2013 me encontré con su hermana, con quien siempre tuve buena relación y siempre me decía cuñada en joda. Ella me pasó la data de que hacía poco se había hecho un Facebook y virtualmente me lo "recomendó" (se acuerdan de eso? sigue existiendo?). Se ve que se resistió a la tecnología, algo común a nuestra generación, las siguientes estaban entregadas porque terminaron la infancia ya con Messenger. En fin. Estaba igual, no había cambiado nada,. Yo sí había cambiado: ya no era ninguna boludita virgen, si no una Jedi sexual. Yo lo agregué y él me hablo (apaaa!!), hasta me dijo de ir a tomar algo, pero no volvimos a hablar, eso fue todo. Hasta que lo vi hace unas semanas en el centro. Ahí estaba mi amor de la primaria. Lo miré un rato y se fue, y después pensé que debería haberlo seguido y hacerme la que "ay hola!". Ya era tarde. Los días siguientes imaginé que me lo cruzaba, pedí cruzármelo. Y este sábado se me concedió.
Hicimos una previa bestial en mi casa con mi digna hermana y nos fuimos al Quality a bailar electrónica como sólo yo y ella podemos hacerlo. Me tomé una pasti que pegó en 15 minutos y como nunca antes. La música sonaba increíble y los cuerpos a mi al rededor eran como peluches de amor para abrazar y tocar. Así me lo chapé al negro, amigo de mi hermana. Horas más tarde bailaba con Ceci y sus amigas y me tomé otra pasti (como no pagué entrada, pensé en darme el lujo de festejar mi ritual como era debido, sin bajar ni un segundo)(see, quizás un poco excesivo, lo sé) y cuando me pegó, decidí ir a buscar al negro para disfrutar más de sus labios gordos y cuerpo sudado. Mientras caminaba en la dirección en que lo había visto por última vez, lo vi.
Tengo una foto de ese momento en mi cabeza, porque estaba empastillada, con una música increíble sonando, y vi a mi máximo amor de la primaria frente a mis desorbitados ojos. Sólo me tomó un segundo de admiración hacia la vida decidir ir a hablarle. "Hola! Te acordás de mi?" con cara de puta. Encima estaba muy sexy el sábado (estoy hablando de mi, aun que obvio él también), estaba perfecta, todo estaba perfecto en ese momento. Obvio que se acordaba de mí, me sonrió, me saludó, me mostró a su hermano, Gabi, yo le dije "la última vez que te vi tenías 3. Estás igual al Juan Manuel! (el hermano mayor)", nos pusimos al día. Entendés? Como viejos amigos, porque no nos vimos en más de diez años, pero a tu amor del despertar sexual no te lo olvidás jamás. Nos acordamos de boludeces de cuando ibamos juntos a sexto grado. Él se acordaba de cosas que yo no, y viseversa, y ambos nos acordábamos de algunas cosas también. Entendes??!! Él se acordaba de cosas que yo no, él tenía recuerdos mios en su memoria, intactos a pesar del tiempo. Hasta me dijo cosas profundas. Le pregunté qué opinaba del Facu de 13 años que yo había conocido y me dijo "fue un año difícil" "por?", "me quedé de año", "osea que te afectó" (algo así fue, no me acuerdo bien) "y sí, como que ese año fue mi año rebelde, me rebelé".
En este punto ya estábamos en confianza. Le hice las dos grandes preguntas: "vos gustabas de mi?" (volví a los 11 con esa pregunta) y me dijo "y a vos que te parece?!" con los ojos abiertos como platos, "obvio que sí", me dijo. No podía más. Estaba hermoso, sus brazos musculosos con tatuaje, el mismo corte de musculosa que usaba cuando era chico, te juro!!!! Va la segunda: "tenés novia?", "no", "estás divino", "vos también". No sé en qué momento nos quedamos solos bailando pegados, mirándonos a los ojos con la máxima calentura que sentiste en tu puta vida. Besándonos. No todas las personas besan bien o gustan siquiera de besar mucho. Este no era el caso, Facu besaba más rico que nadie, mejor que el negro y mejor que todo el mundo. Me acordé de su lengua, era igual, juro que era igual. Nos abrazábamos y nos apretábamos, nos besábamos sin parar y sin parar de bailar. Fue la mejor fiesta de mi vida.
No tengo ni palabras para describir lo que sucedió después. Hicimos after en mi casa (quilombo bárbaro) y vino. Me lo cogí. Me miraba a los ojos entendés? Yo no entiendo nada. Fue surreal. Sé que no me lo imaginé porque tengo su número en whatsapp.
Creo que me enamoré otra vez. Te juro que me volvió todo.
Estoy loca. No sé que hacer.
viernes, 4 de marzo de 2016
#Viajosola un hashtag de la revista Anfibia y #Muertealpatriarcado uno mio
Viajar es algo hermoso. Como mujer, lograr viajar de a dos o sola y pasarla bien es tocar el cielo en cuanto a realización personal -creo yo-. Así lo sentí las veces que lo hice, porque quería intimidad y eso no tenía que ver con la familia, ni con un novio, ni nadie que me dijera como hacer lo que quería hacer, sólo tenía mis tiempos y mis espacios, en un precioso egoísmo tan merecido. No necesitaba sentirme protegida para arriesgarme a hacer algo que tenía muchas ganas pero que a veces no hacemos por estar atrapadxs en la rutina o las responsabilidades o lo que sea. La única vez que viajé sola logré estar sola de verdad, no hablar con quien no tenía ganas, cortarles el rostro como una forra por estar cansada de sentirme obligada a ser piola y divertida, no ir en largas caminatas para sentirme saludable y natural como una mujer que está en sintonía con ella y su pelo vuela en el viento de la mano de pantene, nada de eso, logré ser una ermitánea arisca de la playa, aun que también hice amigxs, fui social, me permití un romance con quien respetara que no estaba de vacaciones sola para buscar un chico o para que interrumpan mis silencios con besos egocéntricos.
Ese año tuve el corazón roto y después de una maratón de mal sexo para llenar el vacío, (eso no sólo existe en las películas, muchas mujeres nos comportamos así al buscar respuestas en la vida, porque ser sexuales es lo que aprendimos de las revistas, la tv, el internet y de los hombres) decidí probar la máxima soledad. Esto no significaba no coger con nadie, aunque sí se redujo drásticamente, si no hacer cosas sola. Otra consigna era que si tenía ansiedad al estar sola no podía relajarme con alcohol (también me abusé de eso ese año). Entonces de pronto fui al cine, a cenar a restoranes (tenía trabajo y no hacía más nada de mi vida), a caminar de noche por el centro (vivía a tres cuadras de plaza colón y el centro de Córdoba es muy parecido a un planea deshabitado los días de semana después de las 2 am), fui a bailar y a ver bandas sola, a pasear los domingos al paseo, a pasear a plazas de otros barrios, incluso tuve un brote de hippie chic de salir a limpiar las calles (no porque pensaba que yo sola podía limpiar la interminable mugre urbana, si no como una especie de acción cool de copada que quiere la paz mundial y etc). La cereza del postre fue cuando me dieron las vacaciones del call center en noviembre, época en que todxs mis amigxs (lxs pocxs que quiero lo suficiente como para invitarlxs a viajar conmigo) estaban trabajando o estudiando y decidí irme sola, porque quería ver el mar y no me importaba que nadie viniera conmigo. Ni lo planeé, fui a Buenos Aires a visitar a amigxs y mi prima me pasó un hostel en el lugar que hacía rato quería conocer, Quequén, Necochea, y para allá partí.
Me acuerdo que cuando me bajé del colectivo en Necochea no sabía como mierda se llegaba a la playa (no tenía smartphone con Google Maps que me ayudara por allá por el 2011) y me tomé un taxi con miedo. Principalmente de que me cobrara de más, ya que siempre fui muy cuidadosa con la plata que me gané trabajando y no me gusta pagar de más. Pero también porque no quería que se diera cuenta que no tenía idea de donde estaba y que estaba sola. De hecho mentí sobre algunos datos personales y le dije que me estaban esperando (eso era verdad, mandé un mail el día anterior diciendo a qué hora llegaba). Por suerte, porque lamentablemente fue suerte la mia, podría haber sido distinto, el taxista era un corazón de melón, feliz necocheano, guía de su ciudad, casi como un abuelo te diría. De inmediato mi actitud cambió. En el resto del viaje no tuve miedo de nada, salvo de extrañar demasiado esa playa y sufrir al volver a la tormentosa urbe.
De a dos viajé dos veces, con dos pibas bichas y atentas, como yo. Nunca faltó la oportunidad para que los hombres se nos pencaran no sólo hablándonos de como estábamos "solas", si no preguntando "quién" nos había "dejado solas". Incluso en ambas ocasiones encontré una figura extrañamente paternal (paternal por la edad, ambos mayores, extrañamente porque no confío en los hombres mayores que se acercan a las jóvenes hasta no conocerlos en profundidad). En San Martín de los Andes fue un señor corte profesor ingenuo, de esos con un poco de cara de duende, que conservaba cierto comportamiento juvenil de divagar por la vida conociendo gente. En Uruguay, un dealer pendeviejo bastante rockeado, como un tío divertido pero que cada tanto lo enganchás mirándote el cuerpo de manera desagradable.
Lo que quiero decir es que es verdaderamente una cuestión de suerte. Porque hay hombres carnalmente enfermos y hay hombres sanos, hay hombres que no nos ven como un cuerpo que poseer, que no quieren servir al patriarcado y quieren derrocarlo. Y es necesario que nos apoyen, que tomen esta lucha como propia. No necesitamos de un hombre para realizarnos como personas, para ser felices ni para ser fuertes, pero para eliminar las diferencias de género, hay que dejar de decir las mujeres por un lado y los hombres por otro. Yo espero que un hombre me ayude cuando no pueda sola y yo quiero ayudarlos a ellos cuando no puedan solos. Mientras tanto, cada unx que haga consigo lo que quiera, pero sin negarnos ser parte de una red humanitaria de nada más que simplemente preocuparnos lxs unxs por lxs otrxs.
El patriarcado somos todxs, machistas somos todxs, en mayor o en menor medida, pero nadie que yo conozca le escapa al cien por cien. Así que se necesita de todxs para eliminarlo.
He dicho.
Ese año tuve el corazón roto y después de una maratón de mal sexo para llenar el vacío, (eso no sólo existe en las películas, muchas mujeres nos comportamos así al buscar respuestas en la vida, porque ser sexuales es lo que aprendimos de las revistas, la tv, el internet y de los hombres) decidí probar la máxima soledad. Esto no significaba no coger con nadie, aunque sí se redujo drásticamente, si no hacer cosas sola. Otra consigna era que si tenía ansiedad al estar sola no podía relajarme con alcohol (también me abusé de eso ese año). Entonces de pronto fui al cine, a cenar a restoranes (tenía trabajo y no hacía más nada de mi vida), a caminar de noche por el centro (vivía a tres cuadras de plaza colón y el centro de Córdoba es muy parecido a un planea deshabitado los días de semana después de las 2 am), fui a bailar y a ver bandas sola, a pasear los domingos al paseo, a pasear a plazas de otros barrios, incluso tuve un brote de hippie chic de salir a limpiar las calles (no porque pensaba que yo sola podía limpiar la interminable mugre urbana, si no como una especie de acción cool de copada que quiere la paz mundial y etc). La cereza del postre fue cuando me dieron las vacaciones del call center en noviembre, época en que todxs mis amigxs (lxs pocxs que quiero lo suficiente como para invitarlxs a viajar conmigo) estaban trabajando o estudiando y decidí irme sola, porque quería ver el mar y no me importaba que nadie viniera conmigo. Ni lo planeé, fui a Buenos Aires a visitar a amigxs y mi prima me pasó un hostel en el lugar que hacía rato quería conocer, Quequén, Necochea, y para allá partí.
Me acuerdo que cuando me bajé del colectivo en Necochea no sabía como mierda se llegaba a la playa (no tenía smartphone con Google Maps que me ayudara por allá por el 2011) y me tomé un taxi con miedo. Principalmente de que me cobrara de más, ya que siempre fui muy cuidadosa con la plata que me gané trabajando y no me gusta pagar de más. Pero también porque no quería que se diera cuenta que no tenía idea de donde estaba y que estaba sola. De hecho mentí sobre algunos datos personales y le dije que me estaban esperando (eso era verdad, mandé un mail el día anterior diciendo a qué hora llegaba). Por suerte, porque lamentablemente fue suerte la mia, podría haber sido distinto, el taxista era un corazón de melón, feliz necocheano, guía de su ciudad, casi como un abuelo te diría. De inmediato mi actitud cambió. En el resto del viaje no tuve miedo de nada, salvo de extrañar demasiado esa playa y sufrir al volver a la tormentosa urbe.
De a dos viajé dos veces, con dos pibas bichas y atentas, como yo. Nunca faltó la oportunidad para que los hombres se nos pencaran no sólo hablándonos de como estábamos "solas", si no preguntando "quién" nos había "dejado solas". Incluso en ambas ocasiones encontré una figura extrañamente paternal (paternal por la edad, ambos mayores, extrañamente porque no confío en los hombres mayores que se acercan a las jóvenes hasta no conocerlos en profundidad). En San Martín de los Andes fue un señor corte profesor ingenuo, de esos con un poco de cara de duende, que conservaba cierto comportamiento juvenil de divagar por la vida conociendo gente. En Uruguay, un dealer pendeviejo bastante rockeado, como un tío divertido pero que cada tanto lo enganchás mirándote el cuerpo de manera desagradable.
Lo que quiero decir es que es verdaderamente una cuestión de suerte. Porque hay hombres carnalmente enfermos y hay hombres sanos, hay hombres que no nos ven como un cuerpo que poseer, que no quieren servir al patriarcado y quieren derrocarlo. Y es necesario que nos apoyen, que tomen esta lucha como propia. No necesitamos de un hombre para realizarnos como personas, para ser felices ni para ser fuertes, pero para eliminar las diferencias de género, hay que dejar de decir las mujeres por un lado y los hombres por otro. Yo espero que un hombre me ayude cuando no pueda sola y yo quiero ayudarlos a ellos cuando no puedan solos. Mientras tanto, cada unx que haga consigo lo que quiera, pero sin negarnos ser parte de una red humanitaria de nada más que simplemente preocuparnos lxs unxs por lxs otrxs.
El patriarcado somos todxs, machistas somos todxs, en mayor o en menor medida, pero nadie que yo conozca le escapa al cien por cien. Así que se necesita de todxs para eliminarlo.
He dicho.
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