miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mira como nos ponemos

Hoy hay revuelo en las redes porque estamos todas apoyando a Thelma Fardin en su denuncia contra Juan Darthes. Esto lleva a miles de reflexiones, reclamos, visibilizaciones, preguntas, respuestas, dudas, dolores, etc. En el medio me salgo a indignar yo porque los hombres no comparten. Y ya me sale a corregir la gente con que en su momento el violador también compartió y que no es cuestión de compartir vaciamente, etc.
Me hace pensar que quizás yo pido a los hombres que compartan porque me ha tocado estar del lado de la maltratada, de muchas formas distintas, y desearía que vinieran y me pidieran perdón. Que se hicieran cargo, que se dieran cuenta y se pronunciaran y se volvieran diferentes. Pero no es una necesidad por parte mia del varón. O si?
Cuando todo esto se cuestiona y se pone en tela de juicio, no son todos potenciales violadores? Y si, hasta que no se hagan cargo de su género, hasta que no hagan su proceso, lo son, todos. Me duele pensar que hombres que amo podrían hacer a otras mujeres lo que otros hombres me hicieron a mí.
Cuando tenía 17, cogí en el viaje de egresados con un tipo que me lesionó la vagina de tan fuerte que lo hizo. Ni siquiera recuerdo si le pedí que parara, no creo, debo haber pensado que ya estaba por acabar y soportaría un rato más el dolor.
A la misma edad cogí con un rugbier que me encantaba desde los 15, en el living de su casa, y en medio que estábamos en eso, intento penetrarme por el culo, sin previo aviso y me dolió tanto que me retorci en el sillón y me salieron lágrimas. Después, terminamos de coger por la vagina. Y al terminar me mando a mi casa, me fui caminando a las 6, 7 a.m. porque no tenía plata para un taxi (le dije, pero no le importo) y en el camino un tipo me siguió y tuve que salir corriendo.
Otro me intento coger por el culo, totalmente borracho, hizo cualquiera pero no le dije que no aún que recuerdo esa situacion con desagrado y asco.
Todo eso a los 17 y más. Muchos hombres me usaron como una paja lujuriosa que no se hace con la mano si no con una concha. Muchos me echaron de la casa, con taxi o así nomás, apenas terminar de cogerme. Muchos se aprovecharon de mí, de mi candidez e inocencia, de mi deseo, de mis ganas de compartir y abrazar, se aprovecharon de mi.
Quizás siento que al ver que un hombre comparte nuestra lucha, es como si se absolvieran un poco mis recuerdos de sexo maldito y penoso. Pero no. Es cierto que no. Visiblemente un hombre puede ser una cosa y en lo privado ser otra. También depende el ojo que lo mire. Pero estos demonios no se absuelven por si solos, ni los absuelven los hombres arrepentidos. Aún que si creo que es hora de que se hagan cargo y se deconstruyan y reconstruyan.
Es hora que me vengan a pedir disculpas, a pesar que no los perdone.

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