jueves, 20 de diciembre de 2018

Obvio que volvi a descargar el Tinder

Cuando dije que iba a borrarlo, lo dije en serio. Si que lo borre. Pero también era cierto lo de la ansiedad y lo de no saber que hacer conmigo y etc. Y pues claro, me lo volví a descargar, a ver que onda.
El resultado es una nueva columna de estudios antropológicos en este blog. Lo vamos a llamar "Tindereando con Viki" y hoy es la primera entrega.

HOY en "Tindereando con Viki"
El pibe petiso

Erase una vez una Viki con Tinder. Así como hacia matchs, los cancelaba, nadie parecía complacerle en conversación. Luego de un tiempo sin novio, me aventuraba a la búsqueda de chongo, pero pronto recordaba lo difícil que resulta encontrar un chongo decente en la ciudad de Cordoba. En cualquier ciudad quizás, en este patriarcado de hombres que solo quieren que les chupen la pija.
Finalmente, apareció. Un candidato prometedor. Lo llamaremos Bruce (para proteger su privacidad). Me hacía reír, y no de "jaja", risa en mi casa, con sonido. Parecía respetuoso y risueño, interesado en mi. Me daba atención pero no me sexualizaba demasiado. Me seguía la corriente.
Sin embargo, algo de el no me cerraba. Su look era confuso y no sabía sacarse buenas selfies. Cuando un hombre no se saca buenas selfies, tiendo a imaginar que son más lindos de lo que la foto muestra, no me cerraba su pelo largo ni sus remeras futbolísticas. Pero a causa de trauma por chongo virtual de 3 años sin conocernos, decidí que no perdería el tiempo con este, y le propuse vernos.
La locación ya era errada, en su casa. Desde el punto de vista de seguridad personal, estaba en una perfecta situación de trata de blancas o tráfico de órganos. A marzo, lo de detectar peligro. No, lo que me preocupaba más era si me lo tenía que garchar aún que no me gustara. Que iba a hacer ahí, en su casa? Las prioridades y señales de alarma desordenadas claramente, por el simple hecho de nunca encontrarme en una situación cercana al secuestro, pero si en muchas situaciones de coger sin ganas y pasándola mal. Voy igual. Linda, diosa, me atrevería a decir. Mientras esperaba abajo, mensajeaba nerviosamente a una amiga que me pidió la dirección por si las dudas (sororidad te amo).
Me abre la puerta, un petiso. Petiso. Metro sesenta es decir mucho, no me termino de quedar claro si era yo más alta que el. Además, pequeño. Eso era lo que me jodia creo, que era pequeño. Era todo armadito, con los músculos marcados y de cara no era feo, pero pequeño. De todos modos ya estaba ahí y decidí sacar lo mejor de la situación. Me hizo reír, bastante, comimos sushi, nos besamos.
Llegado a este punto me doy cuenta que no quiero coger y de hecho no quiero que se caliente tanto la cosa, con besarnos a lo adolescente yo estaba bien. Pero que señal confusa sería para el, no? En su casa, mirando Netflix, besándonos en un colchón... lo frene en seco para "explicarle"... le dije que había tenido malas experiencias con el sexo casual, porque siempre había experimentado mi sexualidad desde la ansiedad y desde un lugar de necesidad de afecto y atencion y no desde una intención real de solo coger y que ahora había cortado con mi novio y estaba viendo que onda y no quería cometer los mismos errores aún que el era muy respetuoso pero yo quería respetarme a mí y que-----
Le quemé el seso al pibe. No entendio nada. El pensaba que yo quería, pero no quería ser puta. En sus ojos lo leí, la falta de experiencias con mujeres, y complicadas como yo, no le dejaba entender en medio de todo ese dulce de leche de confesiones, que simplemente no quería coger. Hubiera sido más fácil así, pero no, taurina necesita explicar.
Logre que se durmiera haciendo el masaje capilar correcto. Al día siguiente me fui con buena onda. Y no nos escribimos más.
Yo no quería volver a verlo. Entiendo si el no quería volver a verme a mi, pero yo no quería verlo de nuevo, y de algún modo eso me hizo sentir mala. Como, que mala, lo discriminas porque es pequeño y porque no te gusta. Fuerte. Onda, tener que seguir dándole bola o caretearla más, porque? Para que no se sienta mal? Como un favor? La historia de mi vida. Avivando giles y besando sapos.
Este fue mi primer encuentro después de cortar con mi novio. Conclusión: preguntar cuanto miden.

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Usted acaba de escuchar parte de la conversación casi interminable conmigo misma que durará toda mi vida y cuyo archivo comparto con la nada virtual. Siéntase libre de opinar del tema en cuestión.