miércoles, 8 de septiembre de 2010

''Your girl is lovely, Hubbles''
(The risk of breaking a man's heart)

Después de tanto corazón roto uno se pregunta: 'Qué mierda hice para merecer esto?' Cuando Dios (o en quien crean) finalmente se digna a darte la respuesta sigue una reacción (muy femenina) de tres etapas. Primero, la negación; una quiere seguir creyendo que es una misma la pobre-cita y nadie más y mucho menos admitir que se lo tiene merecido. Segundo, la duda; intenta recordar cada 'mal necesario' que ejecutó con sus últimos noviecitos. Tercero, aceptación y culpa; spi boludota, no era tu ex el hijo de puta y ese era todo tu historial, había como tres novios, ocho salientes y dos amigos acosadores a quienes brutalmente robaste sus primeras ilusiones de amor.
Entonces yo 'Qué mierda hice para merecer esto??'
Para empezar, debemos siempre recordar que los sentimientos de un hombre en general están directa e íntimamente relacionados con su ego. Sensible o no tanto, su ego es el centro indiscutido de su dubitativa existencial. Y no es que sea culpa de ellos, es algo cultural que se estableció hace muchos siglos bla bla bla. Ahora, su ego también puede convertirse en varios casos en nuestro propio centro indiscutido de dubitativa existencial y de nuestros propios sentimientos. Aquí ya se transforma en un problema que solemos llamar 'Amor'.
Entonces todo empieza con ese 'Amor', con esa ilusión femenina de compañía masculina. Rompemos un poco las pelotas, que nos encanta, nos ponemos lindas, nos lo vivimos cruzando 'de casualidad' (una vez una amiga me hizo el aguante de dar una vuelta a la manzana corriendo en pleno verano para lograr ese estúpido efecto sorpresa que de sorpresa nada tiene), de pronto nos empieza a registrar! sí! pelotuda! ya se dio cuenta que cada vez que mira al costado estás vos con esa cara de pajera feliz por nada! y si hasta ahora no fuiste lo suficientemente valiente como para inventarte un motivo para hablarle, en algún momento entre los cinco cortes de pelo que te hiciste te habla y empieza la batalla (Love is a battlefield dijo Pat Benatar). Ponés en práctica todos esos consejos bien de papuda que leíste en la Para Teens o la Cosmopolitan (dependiendo la edad) y sí, en algún momento empieza a surtir efecto. Después de 4 meses de trabajo para vos y 1 mes de charlas para él, el primer beso. Bla bla bla ya sabemos como sigue (o no, que bajón eso no? Eso de no entenderlos ni un poquito).
En fin, la cuestión es que si se enamora de vos y vos sos media gila (cosas que pasan chicas!) en algún momento te empieza a parecer medio controlador, o medio bajito, o medio inmaduro, o medio denso o simplemente medio y vos querés entero y con plus financiero y bonus track. O se corta el pelo y no tiene onda, si engorda porque se dejó, si adelgaza es muy flacucho y si sigue igual que siempre porque no quiere progresar en la vida! De pronto sin saber porqué te ponés conchuda como nunca y querés romper las pelotas pero de mala forma. Querés molestar y que te moleste para poder enojarte y tener el cerebro partido en dos de tanto moco de tanto llanto auto-inducido porque él tiene la culpa de que vos ya no lo quieras tanto o ya no te guste como antes. En los peores casos ya ni siquiera tenés ganas de cogértelo! Y eso te pone frígida y de peor humor.
De una forma u otra en un mes encontrás un motivo personal con el cual cortarle el rostro. Un mes después ya estamos divinas, saliendo, bebiendo, chamuyando y creyéndonos que la relación había 'cumplido su ciclo' y que DE VERDAD él estaba muy controlador/ bajito/ inmaduro/ denso/ incompleto/ pobretón/ cero onda/ regordete/ flacucho/ estancado/ etc. Obvio en ningún momento registrás que él te llama todos los días, te espera cuando le decís que no lo haga, compone canciones para vos, te llora, te ruega, te promete, te extraña, te SIGUE AMANDO. na, es más, hasta te parece un obsesivo. La intensidad del sufrimiento ageno varía, pero el sentimiento PEDANTE de 'está todo re bien' propio, es igual de intenso y apasionadamente confundido en todos los casos.
La cuestión más importante es que olvidamos una y otra vez esa tan sabia verdad de que en la vida todo vuelve. Lo hacemos una y otra vez reemplazando su ego por el nuestro en el centro de sus sentimientos y los nuestros, sin darnos cuenta que es un graaaaaaan ciclo repetitivo. Porque la peor parte es que siempre pero SIEMPRE volvemos. Quizás no buscando su amor eterno, quizás queremos nada más que un último garch and go antes de irnos a vivir a otra provincia, o buscamos un amigo fiel que nos quiera y nos banque en todas o simplemente una compañía de cualquier clase. Lo lindo es que nunca dejamos de quererlos, por más que en una época hayamos pensando que fulanito era un insoportable, la verdad es que nunca dejamos de quererlo y por eso volvemos inevitablemente en busca de algo que creemos poder reclamar. Pero no. No, chicas. NO. Su corazón y su ego están rotos. Lastimados. Resentidos. Enojados. Y lo peor: queriendo olvidarnos.
En cosa de un mes, su ego está desesperado y ya se encaminó una vez más en la senda de la conquista. Si bien el camino de los sentimientos tarda más en sanar, sin el ego recompuesto no existe un fulanito tal sino una sombra triste en su habitación fumando cigarrillos y mirando fotos tuyas en internet. Entonces sale nuevamente a la caza de oportunidades para su autoestima. Y ahí te das cuenta de lo flamante que era. Y sí, volvés (admitilo perra!). No importa si lo que querés no es casarte, volvés! Pero ya no es como siempre. Lo perdiste. Para siempre? Quizás sí, quizás no, hay una frase que resume todo lo que pase de ahí en adelante y es la peor frase de todas, la peor de las consecuencias, la que nadie quiere escuchar, la que te tenés que bancar, la que te merecés:
''El tiempo dirá''.

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