miércoles, 17 de noviembre de 2010

Estudios sobre la Histeria vol.II

Previamente en Estudios sobre la Histeria analizábamos un caso específico de comportamiento histérico en su clásico estado de 'las traes' (como la denominación de los dibujitos animados para lo que en Argentina llamamos las 'atrapaditas') y sus efectos sobre la persona martirizada con dicho jugueteo insoportable.
Hoy tomamos con un caso diferente. Como dije en varios posteos anteriores, la histeria humana es eterna, nunca termina y siempre palpita en el centro de nuestros pensamientos más crueles y malintencionados (por más que algunos elijan pensar que es un juego inofensivo). Según Wikipedia ''(...)El cerebro histérico no está enfermo, pero ciertas regiones son, manifiestamente, sede de una actividad anormal, y determinados circuitos parecen encontrarse transitoriamente bloqueados por una especie de parálisis funcional.'' Entonces puede manifestarse de muchas formas e incluso tergiversarse hasta convertirse en algo totalmente diferente. En ocasiones, cuando el individuo reprime la histeria con el fin de no sentirla o de no actuar irracionalmente a causa de ella (equivocadamente, pues siempre lo más sensato será confrontarla y liberarla en algún contexto adecuado como por ejemplo una cita con el psicólogo, el gimnasio o un local bailable) de pronto la histeria se transforma en su versión más desquiciada, la histeria se enoja y quiere salir y al comprimirla más y más puede llegar a adoptar la forma de lo que ordinariamente llamamos IRA.
Sobre este tema en particular quiero citar un par de cosas de Wikipedia que me llamaron la atención (aunque es un error, uno nunca debe confiar en el contenido de dicha enciclopedia online): ''(...)La ira se vuelve el sentimiento predominante en el comportamiento, cognitivamente, y fisiológicamente cuando una persona hace la decisión consciente de tomar acción para detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa. Las expresiones externas de la ira se pueden encontrar en la expresión facial, lenguaje corporal, respuestas fisiológicas, y en momentos en actos públicos de agresión.La ira es un patrón de comportamiento diseñado para advertir a agresores para que paren su comportamiento amenazante. Los psicólogos apuntan que una persona irritable puede fácilmente estar equivocada porque la ira causa una pérdida en la capacidad de auto-monitorearse y en la observación objetiva. Psicólogos antiguos ven la ira como una emoción primordial, natural, y madura experimentada por todos los humanos en ocasiones, y como algo que tiene valor funcional para sobrevivir. La ira puede movilizar recursos psicológicos para una acción correctiva. La ira incontrolada puede, sin embargo, afectar negativamente personal o socialmente la calidad de vida.(...)''.
Básicamente, una vez que dejamos que la histeria contenida se transforme en ira, nuestro fuero interno tergiversado y aún reprimido puede estallar y afectar nuestra vida social, nuestro entorno, a quienes nos rodean y cómo nos sentimos en general diariamente (como bien dice la definición, a nuestra calidad de vida).
Me doy cuenta de que principalmente subestimé la ira, la confundí con el enojo estándar y me sentí un lobo raro y malévolo en un rebaño de obejas inocentes por poseerla. Pero la ira está mucho más presente de lo que yo pensaba. Uno no la posee, la ira lo posee a uno y es casi un virus, una epidemia entre quienes no queremos vivir con histeria entonces tratamos inútilmente de deshacernos de ella y en su lugar nos llenamos de ira interna que estalla en los momentos menos pensados y sin previo aviso. Incluso rara vez nos damos cuenta, nos quita la lucidez y es tan profunda que no detectamos su perverso estupor subiendo por el pecho a punto de salir expulsado hacia fuera como fuego transformado en las contundentes palabras que contienen lo peor de cada uno.
Lo bueno de tanto despelote interno es que si estalla de las peores formas entonces podemos asegurar que somos personas bienintencionadas, ya que semejante despliegue emocional significa que finalmente esa mierda que nos poseyó no era compatible con nuestro sano interior y que simplemente estamos necesitando atención porque en el fondo estamos pasando un mal momento, teniendo una mala racha o simplemente siendo un poco infelices. El problema real radica en quienes no estallan, van suministrando la maldición en pequeñas dosis en diferentes víctimas. Diariamente se manejan con la ira, viven insatisfechos envenenando su entorno pero sin explotar del todo en ningún momento, y no siempre se debe a su maldad interna, a que la ira sea compatible con su verdadero yo, si no que hay casos de personas que empiezan como víctimas de la ira agena y terminan sufriendo en carne propia todos sus síntomas hasta enfermarse, son aquellos que no se llenan de ira por la histeria, sino por el contagio (también mucho más frecuente de lo que uno cree).
Por eso, recomiendo en todos los casos como dije anteriormente cita con el psicólogo, gimnasio (produce endorfinas, las endorfinas hacen feliz a la gente como bien dijo Elle Woods), locales bailables (el consumo de ciertas drogas como el alcohol o la cocaína pueden enfiebrar aún más la fiera irascible que se lleva dentro así como otras por ejemplo la marihuana relajan la mente y disminuyen el riesgo de implo/explosión) y para problemas de histeria ya sea tergiversada o no siempre la mejor solución (al igual que para los granos, carnes fláccidas, malestar físico, falta de elasticidad, mal humor general) siempre será un buen polvo.

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